sábado, 21 de mayo de 2011

EL CUERPO MÍSTICO MUNDIAL

Cada ser humano posee una nota vibratoria, una energía personal que lo distingue de los demás, esta vibración es lo que permite que podamos interactuar con otros individuos, formándose grupos de personas afines en conciencia, esencia y presencia.
Todos aquellos que piensan y actúan de manera semejante pertenecen al mismo grupo vibratorio, siendo así que se pueden considerar como miembros o células de un cuerpo místico, por ley de afinidad y de armonía se encuentran estas almas y se integran como grupos familiares, de amistades, de trabajo o estudio y de ideales espirituales, no siempre podemos encontrar a todos aquellos que son de nuestro grupo espiritual, sin embargo en los planos internos estamos conectados con todos aquellos que vibran en la misma frecuencia que nosotros.
“Y como un designio divino surge un Cuerpo místico mundial que tiene la misión de renovar espiritualmente a la humanidad terrestre. Y se produce el contacto entre los cielos y la Tierra y se escucha la voz de los enviados divinos que nos dicen: "Busca el reino de los cielos y su justicia y todo lo tendrás por añadidura".
Misioneros de antaño, de hoy y de siempre, eternos forjadores del amor universal, tomen de la eterna energía la fortaleza necesaria, para que puedan ser los depositarios de los grandes dones del Altísimo, y sus corazones sean manantiales de aguas frescas y limpias que se extiendan por toda la superficie del planeta.
Recuerden siempre que son servidores de los Grandes Maestros espirituales, y que tomaron la cruz del nacimiento no para vivir vidas de placer o de alegría, sino para cumplir la misión que el eterno Dios les ha encomendado.
La paz, el amor y la verdad estén siempre en ustedes para que puedan aprender de todo y de todos.
Que el amor viva en ustedes.
Que el amor cante en ustedes.
Que el amor sean ustedes.


(Rolando Leal: ESCRITOS DE UN BUSCADOR DE LA VERDAD, Mensaje 7.3). 

El milagro del Perdón


Crecer no es una tarea sencilla.
Avances, retrocesos, desilusiones, esperanzas y mucho dolor acompañan el proceso vital del hombre en este mundo, proceso cuyo sentido último es el de la evolución del espíritu.
En este trayecto forzosamente existirán personas que nos lastimen, que nos nieguen aquello que deseamos, que no nos comprendan o incluso que nos traicionen.
Se trate de una herida emocional que nos hayan provocado nuestros padres, un amor que nos ha olvidado o de un amigo que no ha sabido actuar con lealtad, todos hemos sufrido alguna vez por causa de otra persona.
Ahora bien:
¿Qué sentimos por ese que nos dañó?
¿Intentamos alguna vez comprender porqué actuó de ese modo?
¿Somos capaces de olvidar la ofensa sufrida? ¿Sabemos perdonar?
Cuando las cicatrices no logran cerrarse y el rencor continúa anidando en nuestro espíritu, su energía actúa como un veneno.
Muchas de nuestras enfermedades se deben a esta contaminación energética, a la ira permanente, a los pensamientos de venganza y destrucción que ocupan nuestra mente.
También muchos de nuestros fracasos nacen en este aferrarse a dolores pasados porque allí donde existe el resentimiento difícilmente pueda florecer una actitud positiva hacia los demás.
Por eso, para curarnos, debemos perdonar.
Perdonar a quien nos olvidó.
Perdonar a quien nos agredió.
Perdonar a quien destruyó lo que amábamos.
Enviar luz y paz para que la luz y la paz regresen a nosotros.
Perdonarnos a nosotros mismos. Aceptar y cuidar al niño asustado, enojado o confundido que llevamos dentro y rodearlo de un infinito amor. Convertirnos en amor para que el amor sea.
Y entonces así, crecer libres de toda atadura y de todo miedo:
Crecer en felicidad.
"No importa cuantas  veces caíste, si cada vez te volviste a levantar, el éxito en la vida no consiste en la prisa de correr, sino, en llegar.
No importa si perdiste una partida, acepta que ganaste en experiencia, la lucha de la carrera de la vida no es de rapidez, si no, de resistencia.
No importa dónde, cómo, ni por qué, ten en medio del error cometido la grandeza de decir... ME EQUIVOQUÉ! y si caíste estando a punto de llegar, ten el miedo de darte por vencido... y el valor de volver a comenzar...


Desconozco su autor
ViT@MiNaS PaRa eL AlmA®
Dra. Gladys Bessi